Le Havre
Qué bonita película es "Le Havre". Percibí mucho la vibra francesa tradicional, esa melancolía de la que tanto se suele hablar cuando se habla de Francia. Me han descrito las calles de París algunos que conozco que han vivido ahí, y la palabra "romántico" siempre era mencionada en sus descripciones de París. Esta película es eso, romántica, sin necesidad de besos, profunda y a la vez simple, conmovedora por la sencillez de los personajes, su humildad y bondad. En medio de una trama fuerte que involucra a un niño de Gabón que quiere ir a Londres por mar, la belleza de esta película es notable. Un bar de apariencia solitaria al que siempre acuden las mismas personas, un detective en el fondo bueno, aunque la causa por la que trabaja no sea justa, y un personaje principal, zapatero, que como puede lleva el pan a su casa. Paisajes desolados, callados, parece como si hubiera poca gente en esa ciudad. Días monótonos para el zapatero, hasta que se encuentra con el niño de Gabón y muy amablemente le da comida y dinero. De ahí la persecución a ambos, el zapatero y el niño, se pone más intensa, pero en el fondo, todo el aspecto de la película sigue teniendo un aire muy melancólico.
- Escribe: José María Franco Niezen